La carnosina es un bipéptido biológicamente activo (proteína simple), descubierto por los científicos rusos. La historia del descubrimiento de carnosina data de los principios del siglo XX, especialmente de los experimentos de V. S. Gulevich, el destacado bioquímico ruso. En sus investigaciones del contenido de nitrógeno llevados a cabo en los ejemplos de carne picada, Gulevich observó que el contenido total de nitrógeno orgánico es considerablemente más grande que la suma del nitrógeno de proteína y el nitrógeno de todos los componentes extraídos del tejido muscular conocido en ese periodo. Descubrió que en el tejido muscular existen unos compuestos sin identificar, que contienen el nitrógeno. Luego consiguió aislar estos compuestos de los músculos. Como la sustancia fue aislada de la carne, se le denominó Carnosina (del latín caro, carnis – carne).
Antes de la Segunda guerra mundial los fisiólogos y médicos rusos demostraron distintos efectos biológicos de la carnosina en sus pacientes. Los investigadores rusos no solo descubrieron la carnosina sino en su práctica clínica utilizaban la primera forma medicinal basada en este dipéptido. Aunque la primera forma medicinal de la carnosina fue introducida en la práctica clínica en la Unión Soviética hace mucho tiempo, no se sabe quién exactamente fue el que la introdujo. Esta forma fue desarrollada en el Instituto de fisioterapia (Járkov), mientras que fue clínicamente probada en los años 30 en el laboratorio bioquímico del mismo instituto (P.R. Normark). Estos estudios han demostrado alta eficacia terapéutica de la carnosina para tratar las infecciones y la poliartritis reumatoide (Frolov et al., 1935, Normark et al., 1940), la úlcera estomacal (Frolov et al., 1936) y la hipertensión esencial (Rodnanskiy, 1941). Desafortunadamente, estas investigaciones se pararon con la Segunda guerra mundial. En aquel tiempo las investigaciones fueron llevadas a cabo bajo la vigilancia del Gobierno ruso y el Servicio militar ruso en el campo de la aplicación de medicina cósmica en la práctica, y en la mayoría de los casos se trataba de prevenir y fortalecer los mecanismos de adaptación al estrés. Muchos datos obtenidos en esas investigaciones siguen estando no disponibles y puestos bajo llave, como el secreto de estado. Ese patrimonio científico lleva años estando oculto por motivos de la política cerrada de Rusia.
Afortunadamente, hoy la carnosina recibe reconocimiento cada vez más grande alrededor del mundo, incluyendo los países del Oeste. Muchas investigaciones sobre las funciones biológicas de carnosina están realizándose ahora en Japón, Australia, EEUU y Gran Bretaña. El interés científico por esta sustancia extraordinaria, absolutamente carente de toxicidad, aumentó hace unos años – especialmente después de unos descubrimientos australianos y británicos sobre el efecto de la carnosina en los procesos de envejecimiento. Dr. Michael Chez y su equipo de América han publicado un estudio científico sobre el increíble progreso en los niños con autismo después de la administración de la carnosina. Más de 2000 publicaciones científicas relacionadas con la carnosina se encuentran en la base de datos Medline.
El conocimiento ruso en combinación con las investigaciones occidentales de hoy han resultado en el hecho de que la carnosina sea reconocida alrededor del mundo como un producto completamente natural con un potencial muy alto y con el espectro amplio de uso terapéutico.
La carnosina fue el primer y el ejemplo más simple de péptido biológicamente activo, después de la cual prosiguió una larga lista de proteínas reguladores del metabolismo. Se han dedicado los decenios al estudio de su estructura, distribución y características. Está probado que la carnosina está directamente relacionada con la función de los tejidos excitables, como por ejemplo en los músculos y el cerebro.
El científico ruso S.E. Severin demostró en 1953. que la carnosina regula valores pH (actúa de tampón), tampona el ácido láctico provocado por la actividad muscular, y también que el suministro de la carnosina aumenta la contractibilidad de los músculos y su resistencia al cansancio. Los músculos esqueléticos acumulan el ácido láctico como un efecto secundario, el pH disminuye (aumenta la acidez) y esta es la principal causa del cansancio de los músculos. Administrando la carnosina, los músculos se recuperan casi inmediatamente y siguen su actividad como si nunca hubieran sido agotados. Este proceso de recuperación rápida de los músculos con la ayuda de la carnosina es conocido como el “Fenómeno Severin”.